YO, AÚN ESTOY SONRIENDO
Y de repente, nuestras miradas se cruzaron, por primera vez.
Ofreciste a mis ojos un lugar tranquilo donde descansar. Yo a cambio, sonreía.
Cogiste mis manos, las mimaste tanto, que ya podían bailar de nuevo sobre aquellos centímetros de piel suave y en calma. Tu cuerpo. Yo a cambio, sonreía.
Súbitamente, sentí tus dedos apartándome el pelo. Tus labios acercándose a mi oído, y me susurraste palabras que fueron magia hecha melodía. Yo a cambio, seguía sonriendo.
Seguidamente me abrazaste. Sentí un manto de flores frescas rozándome la espalda. Cerré los ojos, noté el olor de un aroma dulce. ¿Era aquello un sueño?
Abrí los ojos cuando mi corazón empezó a acelerarse más de lo normal. Me agarraste del mentón, tus dedos acariciaron mis labios. Me volviste a mirar, para darme ese lugar tranquilo.
Y me besaste. Me besaste tanto.
Como si no hubiese un mañana.
Como si solo quedásemos tú y yo sobre la faz de la tierra.
Como si salvásemos al mundo de un huracán con nuestro beso.
Y mientras el mundo se derrumbaba a nuestros pies, nosotros seguíamos besándonos.
Y todo eso solo con mirarnos.
Yo, aún estoy sonriendo.